Fuimos felices en nuestra corta lluvia,
nuestros juegos para no resbalar,
y nuestras risas antagónicas:
yo quiero por la derecha, tu por la izquierda;
y obviamente, íbamos por la izquierda…
Nos mojamos como nunca en nuestro paseo
mientras de reojo miraba tu rostro,
lleno de brillantes y felices gotas
que nuestro ingrato paraguas dejaba pasar,
y yo sin poder hacer nada…
nada más que todo lo posible...
para no caer…
para no despertar jamás...
(Extracto de "Ensayos de Soledad" de Altamira)
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