Eso era la magia, en el pasaje de la inconformidad encuentra el camino a su definitivo cobijo, ese resplandor, que escapa de la materia, que se hace imagen hasta que el viento define su forma, y define sus limites cuando la luz lo hace aparecer. En busca corre, surcando espinas enfrenta a las sombras y se esconde dentro de su piel, esa decisión que se enmarca en sus bordes, esa estela metamorfa a cualquier espacio.
Desata algún mínimo estimulo a los encuentros de legión, respira con el alma para ver si encuentra la verdad, sucia de tanta traición y retracción.
Quiere más no estar, si ya en los rieles se ha visto opacado por la discusión frecuente de complicaciones absurdas, entre almas que se entretienen y que retrasan el llamado al continente del silencio, sin preguntas...
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